viernes, 19 de marzo de 2010

¿Eres Cristiano o Casi-Cristiano?

En el número de Noviembre de 2009 de la revista En Contacto, de la organización del Pastor Charles F. Stanley, me llamó la atención un artículo firmado por Linda Canup, donde se reproduce una entrevista realizada a David Kinnaman; el tema: un estudio realizado por Kinnaman y su equipo de investigadores, sobre la manera en que los jóvenes de entre 15 y 29 años perciben a los Cristianos. El resultado es lo que en el estudio definen como CASI-CRISTIANO.
Haciendo referencia a la parábola del Hijo Pródigo, Kinnaman describe a la generación actual como ese hijo que sale de la casa de su Padre para despilfarrar su herencia y perderse en las cosas del mundo, "lamentablemente, la mayoría de quienes pertenecemos a la iglesia, en vez de adoptar el rol del padre incondicional de la historia, asumimos el papel del hermano mayor del pródigo".
Como se insiste en la analogía, Dios está preocupado por el FARISEISMO del hermano mayor tanto como por el desorden en la vida del menor. Queremos "dictar" las condiciones para que Dios perdone y restaure a quienes tachamos de pecadores, sin darnos cuenta que con esa actitud nosotros también pecamos. "Nuestro fariseísmo, nuestra religiosidad, nuestras falsas formas de religión, son tan erróneas como los pecados de la nueva generación".
Las nuevas generaciones se han vuelto muy desconfiadas de las instituciones, sean políticas, gubernamentales, educativas o religiosas.Se muestran hastiados de la falta de coherencia entre lo que se predica y lo que se practica.
Se piensa que debemos llevar a la gente a la fuerza ante Jesucristo, y olvidamos que hace falta la proclamación valiente del Evangelio pero siempre con amor y recordando nuestra propia deuda con Dios.
Si el Señor nos ha perdonado todo, no tenemos ningún derecho a juzgar y convertirnos en acusadores de quienes aún no lo han recibdo en su corazón.
El enemigo ha plantado la idea de que es nuestro nivel de inteligencia y buena disposición a vivir con gente pecadora lo que nos hace mejores que ellos, y olvidamos que siempre es Jesús y su Santo Espíritu quienes lo hacen posible con su infinito amor.
Por desgracia, la percepción que tienen los jóvenes de nosotros los cristianos no es muy alentadora:
  • Hipócritas
  • Falsos
  • Fariseos
  • Antisociales
  • Desprecian a los demás
  • Juzgan
  • Se sienten superiores
  • Les falta amor
El comentario de un jóven entrevistado es muy confrontador para quienes nos decimos cristianos: "La mayoría de las experiencias que he tenido en la iglesia me han llevado a creer que los cristianos no son cristianos, que ya no son lo que Jesús quería que fueran..."
Olvidamos que Jesucristo se despojó de su poder y se negó a tener el control político o moral. Por el contrario, enseñó en que consistía el reino de Dios y el poder del Señor para transformar las vidas.
Llama la atención la reflexión al final de la entrevista: "A través de este proceso -la investigación realizada-, Dios sacó a la luz mi orgullo y mi arrogancia espiritual, y me ayudó a ver la manera como hablo con las personas. La Biblia dice que el amor no lleva un registro de faltas y que nunca deja de ser, ¿Por qué, entonces, actúo con superioridad intelectual?"
En la parábola del Hijo Pródigo, el hermano mayor quiere salvar moralmente a su hermano menor, pero sin hacerlo con un corazón correcto. Muy diferente del Padre, que quiere que el corazón del hijo se vuelva a él en obediencia y arrepentimiento, saliendo a recibirlo con los brazos abiertos en la más grande demostración de amor.

domingo, 14 de marzo de 2010

“¿Dureza de Corazón o Corazón Sensible?” / por Enrique Monterroza

Texto: Proverbios 28: 14
“Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios;
Mas el que endurece su corazón caerá en el mal”

Hoy en día vivimos en un mundo cada vez más duro de corazón, en donde el amor, la paz, la benignidad, bondad, mansedumbre, entre otras brillan por su ausencia. Y es que la dureza de corazón elimina todo aquello que tenga que ver con lo antes mencionado.

La dureza de corazón tiene que ver con “cerrar” el corazón de manera que este no pueda producir cosas positivas ni para su prójimo, ni mucho menos para Dios, pues si no puedes ser sensible ante la necesidad humana que vez, ¿Cómo se podrá ser sensible a la Naturaleza Divina que no se ve?

La dureza de corazón elimina la fe, aquella fe que nos ayuda a seguir creyendo que todo es posible, la dureza mata la fe porque esta completamente cerrado a todo lo que tenga que ver con la vida espiritual.

Un corazón duro es un corazón que no quiere nada que ver con Dios o por lo menos no permite que Dios actué con completa libertad dentro de el. Y es que todos hemos tenido el corazón duro en algún momento de nuestra vida, pero que lindo es saber que cuando venimos a Cristo ese corazón duro dejo de estar cerrado y se abrió para recibir al Salvador de nuestra vida.
Pero aunque nos cueste creer, hay muchos corazones que pese a haber recibió a Jesús para que morara en el, se han vuelto a cerrar. Quizá al no ver sus peticiones cumplidas, quizá al desesperarse de no encontrar una respuesta, quizá una mala experiencia que marco su vida o alguien que quizá defraudo su confianza, o simplemente el acomodo espiritual lo ha llevado a tener un corazón duro y creerse que no necesita mas de Dios.

Y es que eso es dureza de corazón, cuando llegamos a un momento en donde creemos que no necesitamos de Dios porque las cosas que me están sucediendo son mías y por esa razón Dios no se tiene que meter en esto. Pero ¿Quién a dicho que tengo que seleccionar en que áreas de mi vida le permito a Dios actuar y en cuales no?, ¿Acaso Dios no es el Dueño y Rey de TODO?

La verdad es que en nuestra vida es como una mansión gigantesca llena de muchas habitaciones, que cuando venimos a Cristo tenemos que entregarle las llaves de la mansión para que el habite en ella. Pero lo cierto es que muchos de nosotros no le estamos dando las llaves de todas las habitaciones de nuestra vida, sino que seleccionamos en cuales Dios puede entrar y habitar, y en cuales no endureciendo nuestro corazón de esta manera para no permitir que Dios actué como El quiere.

Estamos en un tiempo en el que el corazón duro no es de ningún beneficio, estamos en los últimos tiempos en donde es necesario abrir nuestro corazón a Dios para que El actué en nosotros y nos guíe hacia toda verdad, ya no podemos darnos el lujo de seguir seleccionando en que cosas le permitiré a Dios en actuar en mi vida, y en que cosas no, es hora de rendirnos a El, pero para eso es necesario tener un corazón humilde.

Y es que el corazón humilde es la contraparte de un corazón duro, David entendió eso y por esa razón escribió: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51: 17)

Un corazón sensible es aquel que permite toda corrección, es aquel que siempre esta dispuesto a que Dios actué conforme a su voluntad y no conforme a la suya, es aquel que se deleita en la Palabra y que toma para si mismo aquellas cosas que necesita mejorar, es un corazón que reconoce su dependencia de Dios y sobre todo es un corazón que vive cada día con un solo propósito: AGRADAR A DIOS.

Amados, es hora de entender que un corazón duro jamás será agradable a Dios, si realmente nuestro propósito en la vida es agradar a Dios debemos comenzar a entender que la voluntad de Dios es que nuestro corazón sea un corazón sensible, humilde y sobre todo un corazón dispuesto a que Dios actué como El quiere y no como yo quiero.

La dureza de corazón provocara un desierto en mi vida, pero el corazón sensible será un oasis de bendición para mi vida.

Autor: Enrique Monterroza

¿Quién es Jesús?

Estimado amigo, estimada amiga, los psicólogos desde hace mucho tiempo han tenido conocimiento de que cada persona tiene un gran anhelo y una gran necesidad interna. El anhelo de ser amado, y la necesidad de amar. Mas cuando las presiones y aflicciones llegan a nuestras vidas, muchos pierden toda esperanza de encontrar algún día el amor.
La tragedia es que frecuentemente buscamos llenar esta profunda necesidad y este profundo anhelo, en los lugares equivocados. Algunos substituyen la lujuria por el amor. Otros persiguen el materialismo o las relaciones superficiales; todo con el inútil intento de llenar el vacío creado por Dios en el corazón humano. ¡Pero le tenemos buenísimas noticias! Existe un amor que vale la pena encontrar y un amor que vale la pena compartir. La Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Sobre la cruz de Cristo, el poderoso amor de Dios fue revelado y ofrecido incondicionalmente a todo aquel que desee la salvación.
¿Anhela usted conocer este gran amor? Entonces necesito hacerle la pregunta más importante que jamás se le hará: ¿Sabe sin lugar a dudas que Dios le ama, que sus pecados han sido perdonados, y que usted es salvo y va en camino al cielo?
¡La maravillosa noticia es que sí puede saberlo! Permítame compartir con usted cómo descubrir el amor más grande, el amor que vale.

Admita su pecado

Usted debe admitir que es pecador. La Biblia dice: "No hay justo, ni aun uno" (Romanos 3:10). "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).
Nuestro pecado es lo que nos separa de Dios y nos impide satisfacer nuestros anhelos y necesidades más íntimas. Según Romanos 6:23, el pecado es un delito contra Dios que conlleva un serio castigo: "Porque la paga del pecado es muerte (eterna separación del amor y misericordia de Dios)".

Abandone sus propios esfuerzos

Usted debe abandonar todo esfuerzo de tratar de salvarse a sí mismo. Si pudiéramos salvarnos a nosotros mismos, ¡la muerte de Jesús habría sido en vano!
Inclusive "el comportarse religiosamente" no lo puede salvar. La Biblia dice que "nos salvó [Dios], no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia" (Tito 3:5). La salvación es por la gracia de Dios, "no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).

Admita el sacrificio de Cristo

Lo que usted no puede hacer por sí mismo, ¡Jesucristo lo ha hecho por usted! "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). Él murió en la cruz por usted, y resucitó de entre los muertos para demostrar que su sacrificio o pago fue aceptado por Dios. Pero usted debe reconocer y creer en este hecho. "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos16:31).

Acepte a Jesucristo como su Salvador

La salvación es el regalo de Dios para usted. "La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Cuando alguien le ofrece un regalo invaluable, lo más sabio de su parte es ¡aceptarlo! En este mismo instante, usted puede recibir el regalo de la salvación que Cristo le ofrece al orar esta simple oración de corazón:
"Amado Dios. Sé que soy pecador. Sé que Tú me amas y deseas salvarme. Jesús, creo que Tú eres el Hijo de Dios, quien murió en la cruz para pagar por mis pecados. Creo que resucitaste de entre los muertos. Ahora me alejo de mis pecados y por medio de la fe, te recibo como mi Salvador y Señor personal. Entra en mi corazón, perdona mis pecados y sálvame, Señor Jesús. En tu nombre te lo suplico. Amén".
Amigo, si usted no ha tomado aún la decisión de recibir a Cristo, le ruego que lo haga hoy. ¡Usted estará eternamente agradecido de conocer el amor que vale!
Dr. Adrián Rogers
Por favor escríbanos haciéndonos saber que recibió a Jesucristo, para regocijarnos con usted.
MINISTERIO EL AMOR QUE VALE
P.O. Box 38400
Memphis, TN 38183-0400
http://www.elamorquevale.org/

Permitido publicar el enlace de esta página en su sitio de Internet.

sábado, 6 de marzo de 2010

¿QUIEN MOVIO LA PIEDRA? / Frank Morrison

Frank Morrison, es un abogado británico que empezó a refutar las evidencias a favor de la Resurrección de JESUCRISTO. Pensaba que la vida de JESUS era una de las más bellas que se hubiera vivido jamás, pero cuando llegó a la resurrección, Morrison dió por sentado que alguien apareció y la agregó como un mito en la historia. Planeaba escribir una narración de los últimos días de JESUS, prescindiendo de la RESURRECCION. Como abogado, creía que un enfoque inteligente y racional de la historia no le prestaría atención alguna a tal acontecimiento. Sin embargo, cuando les aplicó su preparación legal a los hechos, tuvo que cambiar de opinión. En lugar de una refutación de la Resurrección, al final escribio el éxito de librería QUIEN MOVIO LA PIEDRA. El primer capítulo lo título EL LIBRO QUE SE NEGO A SER ESCRITO. El resto del libro confirmó de manera concluyente la validez de la evidencia para la resurrección de CRISTO.
En su portada, el libro QUIEN MOVIO LA PIEDRA incluye un comentario por demás ilustrativo sobre lo que podemos esperar de su lectura: "La cautivadora historia de un hombre que se dispuso a probar que la historia de la Resurrección de CRISTO no era más que una superstición... y terminó como uno de los Cristianos más convencidos". Su libro ha transformado literalmente la vida de muchas personas acercandolos a los pies de CRISTO, entregando su vida a El.
Un libro que realmente vale la pena leer y compartir.

jueves, 4 de marzo de 2010

OCHO ESCRITORES EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO...

Cuando el cristianismo era nuevo
Copyright © 1994, David W. Bercot

Policarpo—Discípulo del apóstol Juan

Policarpo, de cuya muerte hablamos en el primer capítulo, servía de modelo de fe y de devoción a las congregaciones de Asia. En su juventud él acompañó al apóstol Juan y aprendió a sus pies. Evidentemente, Juan mismo lo ordenó como obispo de la congregación en Esmirna.2 Si es correcto que “los ángeles” de las siete iglesias de Apocalipsis se refieren a los obispos de las iglesias, entonces “el ángel” de la iglesia en Esmirna pueda haber sido el mismo Policarpo. (Véase Apocalipsis 1.20 y 2.8.) Si es así, qué grato es notar que el Señor Jesucristo no reprendió en nada a la iglesia de Esmirna.
Policarpo vivió hasta una edad de por lo menos 87 años. Fue martirizado alrededor del año 155 d. de J.C.

Ireneo—Eslabón importante con los apóstoles

Uno de los discípulos personales de Policarpo fue Ireneo, quien después se mudó a Francia como misionero. Cuando el obispo de la congregación en Lyon fue muerto en una ola de persecución, Ireneo fue llamado para tomar su lugar. La iglesia en todo el mundo elogiaba a Ireneo como hombre justo y piadoso. Como discípulo de Policarpo, quien a su vez era discípulo del apóstol Juan, Ireneo sirve como eslabón importante con la época de los apóstoles. Fue martirizado cerca del año 200.

Justino—Filósofo convertido en evangelista

Durante la vida de Policarpo, un filósofo joven llamado Justino emprendió un viaje espiritual en búsqueda de la verdad. El solía andar en un campo solitario que miraba hacia el Mar Mediterráneo para meditar. Un día mientras andaba allí vio que un anciano caminaba tras él. Deseando la soledad, Justino se dio vuelta y miró bruscamente al anciano intruso. Pero el anciano no se molestó. Más bien comenzó a conversar con Justino.
Al aprender que Justino era filósofo, el anciano le hizo preguntas escudriñadoras, preguntas que ponían a la luz lo vacío de la filosofía humana. Años después, Justino contó los recuerdos de aquel encuentro, escribiendo: “Cuando el anciano había terminado de hablar estas cosas y muchas más, se fue, exhortándome a que meditara en lo que había hablado. Desde entonces no lo he visto, pero de inmediato una llama se encendió en mi alma. Me inundó un gran amor por los profetas y los amigos de Cristo. Después de reflexionar más en lo que el anciano me había dicho, me di cuenta de que el cristianismo era la única filosofía verdadera y valiosa.”3
Aun después de convertirse al cristianismo, Justino siempre se ponía su túnica de filósofo para dar a conocer que él había hallado la única filosofía verdadera. En verdad, él se convirtió en evangelista para los filósofos paganos. Dedicó su vida a aclarar el significado del cristianismo a los romanos cultos. Sus defensas escritas a los romanos son las apologías cristianas más antiguas que existen.
Justino se demostró evangelista capacitado. Convirtió a muchos romanos a la fe cristiana, tanto cultos como incultos. Al fin, un grupo de filósofos, tramando su muerte, le mandaron aprehender. Justino escogió morir antes de negar a Cristo. Fue martirizado hacia el año 165. Después de su muerte, fue conocido por muchos como Justino el mártir.

Clemente de Alejandría—Instructor de nuevos conversos

Otro filósofo que halló el cristianismo en su búsqueda de la verdad fue Clemente. Viendo la vanidad de la filosofía humana, se volvió a Cristo. Después de convertirse en cristiano, viajó por todo el imperio romano, aprendiendo los preceptos de la fe cristiana personalmente de los maestros cristianos más ancianos y estimados. Los escritos de Clemente, fechados hacia el año 190, reflejan la suma de la sabiduría de sus maestros. Han inspirado a muchos cristianos a través de los siglos, inclusive a Juan Wesley.
Con el tiempo, Clemente se mudó a Alejandría, Egipto. Fue ordenado anciano en aquella congregación y encargado de instruir a los nuevos conversos. Por lo general se le llama “Clemente de Alejandría” para distinguirlo de otro Clemente, quien era obispo de la iglesia en Roma a fines del primer siglo. En este libro, si no lo explico de otra manera, cuando hablo de “Clemente” me refiero a Clemente de Alejandría.

Orígenes—Una mente aguda dedicada a Dios

Entre los alumnos de Clemente en Alejandría había un joven hábil llamado Orígenes. Cuando Orígenes tenía sólo 17 años, estalló una persecución severa en Alejandría. Los padres de Orígenes eran cristianos fieles, y cuando su padre fue apresado, Orígenes le escribió una carta, animándolo a que permaneciera fiel y no renunciara a Cristo por causa de su preocupación por su familia. Cuando se anunció la fecha para su juicio, Orígenes decidió acompañar a su padre al juicio para morir con el. Pero durante la noche anterior, mientras dormía, su madre escondió toda su ropa para que no pudiera salir de la casa. Así es que se le salvó la vida.
Aunque tenía sólo 17 años, Orígenes se distinguió en la iglesia de Alejandría por el cuidado amoroso que prestaba a sus hermanos en la fe durante la persecución. Pero las turbas enfurecidas también notaron el cuidado de Orígenes por los cristianos perseguidos, y en varias ocasiones Orígenes apenas escapó con la vida.
Orígenes había aprendido la gramática y la literatura griega de su padre, y empezó a dar clases privadas para sostener a sus hermanos menores. Era maestro tan sobresaliente que muchos padres paganos mandaron a sus hijos a recibir instrucción de Orígenes. Pero muchos de estos jóvenes se convirtieron en cristianos como resultado del testimonio de Orígenes.
Mientras tanto, Clemente, el maestro encargado del adoctrinamiento de los nuevos conversos, estaba en peligro. Los oficiales de la ciudad tramaron su muerte, y él se vio obligado a escapar a otra ciudad para continuar su servicio cristiano. En una decisión extraordinaria, los ancianos cristianos de Alejandría le nombraron a Orígenes, de sólo 18 años, para tomar el lugar de Clemente como maestro principal en la escuela para los nuevos conversos. Fue decisión sabia, y Orígenes se dedicó de corazón a la obra. Dejó su profesión de pocos meses como instructor de gramática y literatura. Vendió a plazos todos sus libros de obras griegas, viviendo en la pobreza de lo poquito que recibió mensualmente de la venta de ellos. Rehusó aceptar sueldo alguno por su trabajo como maestro cristiano. Y después de sus clases de cada día, estudiaba las Escrituras hasta horas avanzadas de la noche.
Pronto Orígenes llegó a ser uno de los maestros más estimados de su día. A los pocos años, algunos de sus alumnos le pidieron que diera una serie de discursos de exposición bíblica, comentando sobre cada libro de la Biblia, pasaje por pasaje. Los alumnos pagaron escribas los cuales escribieron lo que Orígenes decía, y estos escritos llegaron a ser los primeros comentarios bíblicos que se produjeron. No fue intención de Orígenes que estos comentarios se tomaran muy en serio. A menudo él se salía del texto y daba suposiciones personales. En todo el comentario, mantuvo un espíritu apacible, poco contencioso. Muchas veces terminó su discurso, diciendo: “Bien que así me parece a mí, pero puede ser que otro tenga más entendimiento que yo”.
Orígenes tenía una de las más brillantes mentes de su día. Estaba en correspondencia personal con uno de los emperadores romanos. Pero su fama también atrajo la atención de los enemigos de los cristianos. Varias veces tuvo que trasladarse para otro lugar para escapar de la persecución. Sin embargo, llegó a los 70 años. En ese entonces sus perseguidores lo aprehendieron y lo torturaron. Pero por más que lo torturaron, él no negó a Jesús. Y al fin dejaron de torturarlo, exasperados. Con todo, Orígenes nunca se recuperó de la tortura y al fin murió.

Tertuliano—Apologista a los romanos

A los cristianos del occidente, Tertuliano es quizás el más conocido de todos los escritores cristianos de los primeros siglos. Llegó a ser anciano en la iglesia de Cartago en el África del norte.4 Tertuliano era uno de los apologistas más hábiles de la iglesia primitiva. El escribió en latín, no en griego como la mayoría de los cristianos primitivos. A Tertuliano se le recuerda por varios dichos famosos, por ejemplo: “La sangre de los mártires es la semilla de la iglesia”.
Tertuliano escribió entre los años 190 y 210 d. de J.C. Además de sus obras apologéticas, Tertuliano escribió varias obras cortas, tanto cartas como tratados, para animar a los cristianos apresados o para exhortar a los creyentes que mantuvieran su separación con el mundo.
Al final de su vida, Tertuliano se unió a la secta montanista, la cual por lo general se aferró a la doctrina cristiana ortodoxa, pero añadió normas estrictas sobre la disciplina en la iglesia y el trato duro del cuerpo. Por lo menos la mitad de las obras de Tertuliano se escribieron antes que él se hiciera montanista. Y además, ya que este grupo no se apartó de los fundamentos de la fe cristiana, aun sus escritos de después tienen gran valor en iluminar el pensamiento de los cristianos primitivos. Con todo, he citado de sus obras montanistas sólo con mucho cuidado.

Cipriano—Un rico que todo lo entregó a Cristo

Uno de los alumnos espirituales de Tertuliano se llamaba Cipriano. Había sido romano rico, pero se convirtió en cristiano a la edad de 40 años. Aunque alumno de Tertuliano, no se unió a los montanistas. Siempre se opuso a los herejes y a las tendencias sectarias.
Como cristiano recién convertido, Cipriano estaba tan agradecido por su vida nueva en Cristo que vendió todo lo que tenía y lo repartió a los pobres. Se gozó de estar libre del peso de las responsabilidades de sus posesiones materiales. Sus escritos contienen unas de las palabras más conmovedoras que jamás se han escrito acerca del nuevo nacimiento del cristiano. Su entrega total a Cristo pronto ganó el respeto de la iglesia en Cartago. Después de unos pocos años, en una decisión sin precedente, le llamaron a ser obispo de la iglesia allí.
Los escritos de Cipriano tienen un valor especial ya que constan mayormente de cartas personales a otros ancianos cristianos e iglesias. En sus cartas vemos los intereses y los problemas diarios de las congregaciones cristianas de aquel entonces. Cipriano se vio obligado a trabajar como pastor clandestinamente, ya que durante la mayor parte de su ministerio rugía la persecución contra la iglesia. Como pastor, trabajaba incansablemente, dando su tiempo y su vida por el rebaño de Cristo que le había sido encomendado. Al fin, fue aprehendido por los romanos y decapitado en el año 258.

Lactancio—Maestro del hijo del emperador

Lactancio es poco conocido a los cristianos de hoy en día. En esto, nosotros perdemos, porque Lactancio escribió con claridad y elocuencia extraordinaria. Antes de convertirse al cristianismo, fue instructor célebre de la retórica. Aun el emperador Diocleciano le alabó. Después de su conversión, dedicó sus habilidades literarias a la causa de Cristo. Sobrevivió la última gran persecución de los romanos contra la iglesia al principio del cuarto siglo. Con el tiempo, hizo su hogar en Francia. Aunque Lactancio era muy anciano cuando Constantino se hizo emperador, éste le pidió que volviera a Roma para ser el profesor particular de su hijo mayor.
Los escritos de Lactancio tienen gran importancia para nosotros porque se escribieron al final de la época pre-Constantina de la iglesia. Demuestran ampliamente que la gran mayoría de las creencias cristianas habían cambiado muy poco durante los 220 años entre la muerte del apóstol Juan y el principio del reinado de Constantino.